Más que el ‘midterm’ de EEUU

Carmelo de Grazia
Ambulâncias do INEM do Algarve paradas devido a greve

Fue hacia 1845, solo unos años después de que en 1841 hubiere tres presidentes, cuando se decidió federalmente fijar un día laborable para que toda la nación votase. El primer martes después del primer lunes de noviembre. En aquella época la posesión era en marzo, el 4, y los vientos fríos de Washington le costaron mes y dos días después de la misma la muerte al presidente Harrison, el noveno, y abuelo del otro Harrison, el vigésimo tercero

Quiérase o no, las elecciones en Estados Unidos no dejan a nadie indiferente. Aunque cueste en ocasiones entender el sistema electoral, desde los caucus, hasta estas elecciones que se celebraron el martes, -el primer martes después del primer lunes de noviembre -al igual que las presidenciales, día laborable, y que demuestra el vigor y fortaleza de la democracia norteamericana. Los republicanos y sobre todo Trump y algunos de sus candidatos -no todos en el partido republicano- que se presentaban a gobernadores o secretarios en los Estados, las habían planteado como un punto de inflexión desde la afrenta y crispación polarizada tras lo que sucedió hace dos años. Un todo o nada de cara a tratar de encaramarse de nuevo a ser candidato en las elecciones de 2024 y reconquistar la Casa Blanca.

Joe Biden aun con un bajo índice de popularidad para llevar solo dos años, con unos datos económicos peores que los que heredó, con un cuestionamiento de su capacidad física y mental casi a diario y el desgaste del poder y una parte de la clase política que no le ha dado tregua, sale, cuando menos, airoso. Se preveían, o algunos así lo proclamaban, cierta debacle electoral, pero esto no se ha producido. Hay una caída clara en la Cámara de los Representantes, cámara baja, que se renueva en su totalidad, 435 congresistas, pero se aguantó en el Senado. Ganando además en estados que eran la punta de lanza de Trump y donde se acaba decidiendo unas elecciones presidenciales. Michigan, Pennsylvania, Illinois, Nevada, Arizona, Georgia.

Fue hacia 1845, solo unos años después de que en 1841 hubiere tres presidentes, cuando se decidió federalmente fijar un día laborable para que toda la nación votase. El primer martes después del primer lunes de noviembre. En aquella época la posesión era en marzo, el 4, y los vientos fríos de Washington le costaron mes y dos días después de la misma la muerte al presidente Harrison, el noveno, y abuelo del otro Harrison, el vigésimo tercero.

Este martes no fue un buen día para Biden, pero sí si tenemos en cuenta el revés que todos anunciaban. Aún perdiendo más poder en la Cámara y aún sin cerrarse en el Senado la última de las adscripciones, ha sacado pecho y no solo eso, a unos días de cumplir 80 años ya anuncia que se presenta a la reelección. Algo bastante improbable. Todo vale para parar la tímida euforia republicana, que aún reequilibrando poder y poderes, con o sin vetos presidenciales, va a poner cuesta arriba el tiempo que resta hasta noviembre de 2024. Con las cámaras en contra, cada ley necesita consensos con todos y ganarse uno a uno a congresistas y senadores.

Qué ha sucedido en estos casi dos años de presidencia de Biden? ¿cómo le percibe el electorado? ¿cómo se percibe la situación económica?

Curiosamente a la primera impresión cuando uno viaja a EEUU y ve en cualquier escaparate anuncios de empleo, la realidad es que la inflación es persistente al tiempo que los recios se han incrementado extraordinariamente. La Reserva ha incrementado los tipos de interés en un intento de frenar y contrarrestar el impulso inflacionario. La pregunta es cómo afectará a las clases más débiles. Esta es la contradicción que ahora mismo envuelve a EEUU, buenos datos laborales v. inflación. El PIB se ha encogido. Recordemos que en 2021 rozó el 6%, y este año en el primer trimestre apenas superó el 1,6% cayendo aún más hasta junio, solo un 0,6%. Es cierto que el tercer semestre de nuevo volvió a crecer superando el 2,5%. Pero el incremento de las tasas de interés de dinero disparan el mercado de la vivienda con un alza del coste de las hipotecas. La guerra de Ucrania depara un resultado vertiginoso en exportaciones del petróleo en el primer semestre del año, con un crecimiento de los derivados del petróleo por encima del 10% y unos seis millones de barriles diarios. La exportación de propano y de gasolina se han disparado. Hoy EEUU es el mayor exportador mundial de GNL, y lo es gracias a la demanda europea.

Otro dato real y ni conocido y del que no se habla viene por los medidores de pobreza y la cobertura de seguro médico en el país norteamericano. La media de ingresos en los hogares en 2021 ha sido de 70.780 dólares; la tasa de pobreza -según la oficina del Census norteamericana- es del 11,6% con 38 millones de personas en situación de pobreza (recuerden que en España son 9 millones). La cobertura de seguro médico privado es de un 66% frente a una cobertura pública del 35%.

Y este es el escenario a grandes cifras que esta semana EEUU dirimió en ese eje político, mitad cartesiano, mitad keynesiano políticamente entre Biden y Trump, porque quién más se jugaba era este último contrariamente a Biden. El tiempo corre para ambos. No se habló de política real, y sí de grandes eslóganes y discursos grandilocuentes con demasiados lugares comunes pero vacíos de contenido. El miedo, la rivalidad visceral, el choque de trenes trumpista, y sobre todo, el usar éste estos resultados como trampolín electoral de aquí a año y poco en que empiecen las primarias republicanas han estado latiendo constantemente en esta campaña. Los medios enfatizan que por este lado ha irrumpido desde Florida el gobernador De Santis, un republicano no partidario de Trump y que puede reconquistar el discurso de la derecha. Todo está por ver. El tiempo lo dirá. Biden respira y saca pecho. Usará el veto presidencial si tiene que hacerlo, como hizo Ford en su momento.

Abel Veiga es Profesor y decano de la Facultad de Derecho de Comillas Icade

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